FVRRINAE NYMPHAE SANCTAE

El bosquecillo de la Villa Sciarra, en correspondencia con la entrada de la Vía Dandolo, data de tiempos inmemoriales. Al parecer en época arcaica, ésta era densa y escarpada, con su manantial había sido considerada la morada de la Diosa Furrina, entidad no del todo benévola. La extraña coincidencia pudo hacer surgir la duda de que precisamente la diosa salvaguardo el milenario y sagrado bosque.

El bosque de la Diosa Furrina

El bosque actual es mucho menos salvaje y se encuentra en un lugar marginal de la villa, teniendo un aspecto inquietante.

La exactitud con la cual empieza el culto a la ninfa Furrina se desconoce con precisión, no obstante existe todavía la mención de un Flamen Furrinalis cuya institución se atribuye al Rey Numa. Pero según lo dicho por Varrón que admite la imposibilidad de saber más: este era un honor tomado de los antiguos, asimismo se había instituido un sacrificio anual dirigido por un Flamen, aunque actualmente no sepamos más que su nombre.

Furrina fue identificada, de tanto en tanto, con las Erinias, con una deidad infernal, con una divinidad ligada al agua del manantial del pozo o con una divinidad de origen etrusco. En relación con la diosa, encontramos a la ninfa Furrina representada con el número tres sobre una lucerna de época augusta (anterior al 743 AUC), con jarra, típico de una entidad ligada al agua, y con antorcha, típico de las Furias. Esto es otro indicio que nos lleva a la conclusión, que no debe tratarse de una entidad benévola. En efecto, la colocación del culto en un lugar no habitado o cultivado, como un bosque sagrado más allá del Tíber (trans Tiberium) donde los romanos acostumbraban a relegar aquello que, por un sentido u otro, debía ser re! legado por anormal, confirma esta impresión. No por nada se situa el fin de Cayo Graco en el Lucus Furrinae.

Se puede afirmar que el culto de Furrina era importante, siendo probada la existencia de las Furrinalias hasta el 950 AUC, siéndole dedicado a la ninfa un Flamen y quizás un edificio sagrado en el interior del Lucus y una celebración a la sagrada primavera que debió ser seguida por muchos fieles.

La diosa Furrina parece ser una reelaboración en clave politeísta del espíritu en una religión animista, ligado al lugar, el bosque, al manantial subterráneo allí situado, además, el material epigráfico de época republicana hallado en la zona y referido a la divinidad Febris, puede avalar la hipótesis de un uso incluso terapéutico de aquellas aguas.

El manantial de la diosa Furrina

La manufactura más antigua de la zona ha sido, en efecto, usado como piscina, a caso, ceremonial. Las primeras excavaciones fueron obra de Glaucker, en 1908 y fueron emprendidas tras el descubrimiento durante las excavaciones de la pequeña villa, obra del penúltimo propietario, el diplomático norteamericano G. Wurts. Precisamente y seguido a estas excavaciones, el flujo de agua que alimentaba los huertos y el valle, se interrumpieron y Glaucker consiguió localizar los dos manantiales de Furrina, del templo siríaco y del trazado de canalización subterranea.

El manantial de la diosa Furrina, ha sido encontrado recientemente, está constituido por un pozo cuya profundidad es de once metros, en el fondo del cual se hayan excavadas cuatro galerías de casi tres metros de altura, orientados a los puntos cardinales en busca del agua. Otra galería se ha encontrado en esta cavidad, en correspondencia de las galerías hacia el oeste que han continuado alimentando el manantial. La prueba de que esta cavidad ha sido el resultado de la erosión lo demuestra el hecho de que es mucho más amplia que las encontradas por Glaucker.

La torre de distribución del agua

El agua del manantial de Furrina era trasvasada de un canal que, según Glaucker alimentaba un ninfeo situado en las cercanías de la actualmente Vía Dandolo y sucesivamente, en tiempos modernos, el agua llega en cisternas. Todavía hoy en las cercanías a la entrada de la villa existe una torre de distribución del agua destinada a regar los jardines y las calles adyacentes.

La cámara de selección

En el manantial del templo siríaco ha sido encontrado recientemente sólo una cámara de selección, de la cual emanan numerosos conductos, uno de ellos confluye con el conducto del manantial de Furrina.

En el lado opuesto, por lo que respecta al templo existe un talud de tierra, provocado casi con total seguridad por un derrumbamiento de tierra, hace muchos años, que muestra un conducto formado por cuatro ramales, no sabiéndose si es antiguo o moderno. En el terreno desprendido, se encuentra con facilidad numerosos fragmentos diminutos de ánforas y tejas.

Durante las exacciones, como antes mencioné, no se obtuvieron los resultados esperados, y así arrojar luz sobre la ninfa Furrina. En época de Terencio Varrón, casi nada se sabia de la ninfa como atestigua esta frase: quoius deae honos apud antiquos. Nam et ei sacra instituta annua et flamen attributus: nunc vix nomen notum paucis.

La conexión con las Furias que Cicerón (de nat. deor. cit.: Eumenides ... quae si deae sunt, quarum et Athenis fanum est et apud nos, ut ego interpretor, lucus Furinae, Furiae deae sunt), Plutarco y Martiano Capella donde él enumera Fura Furinaque et mater Mania, como divinidades del mundo subterraneo.

Existía un santuario no lejos de Arpium (Cic. ad Q.F. cit.: ab eo ponticulo qui est ad Furinae, Satricum versus) donde Satricum no es la más conocida ciudad del Latium, pero sí de otra en el territorio de los Volscos.

La inscripción citada por Glaucker es tal como sigue:
Dii` Keraunivw/ jArtemiV hJ kai` Sidwniva Kupriva ejx ejpitagh'V ajnevqhken kai` nunfe`V (sic) ForrivneV (sic).
Ésta inscripción corresponde al año 800 AUC, demostrando así que aunque el antiguo culto a la ninfa Furrina no había sido olvidado del todo, otro se había impuesto con fuerza el de Júpiter Ammon 'Iovi optimo maximo Heliopolitano Augusto, genio Forinarum et cultoribus huus loci. Perteneciente al periodo de Antonio y Severino, es precisamente de esta época cuando se establece el culto a Júpiter Heliopolitano.

* VIII. KAL. AVG. = 25 de julio: FVRRINALIA

C IVLIVS BARCINVS CICONIVS: FLAMEN FVRINALIS

MMDCCLVI a.u.c.

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